La panceta curada es una pieza cárnica que se elabora a partir de carne de cerdo sometida a un proceso de curado e incluye tanto la piel como el tocino y el entreverado de la pieza. Se obtiene de partes abdominales y torácicas del cerdo. Su proceso de elaboración es similar al del jamón, primero se sala para mejorar su textura y sabor y luego se pasa al proceso de curación en un secadero natural.

En la cocina tiene múltiples usos. Se puede saborear en crudo, cortadita en finas lonchas, acompañarla de verduras y legumbres, con platos de pasta o para elaborar torreznos, entre otros.

En Jamón y Paletilla puedes encontrar panceta ibérica de la mejor calidad y elaborada de forma artesanal. Tiene una gran jugosidad que se expande por toda la boca y que podrás disfrutar en crudo o en numerosas recetas. Además, puedes hacer tu pedido cómodamente desde casa y los recibirás en un breve período de tiempo.

La papada ibérica es uno de los cortes del cerdo ibérico menos conocidos y comercializados. A menudo se confunde con la panceta, pero la papada ibérica es en realidad una capa predominantemente grasa que se sitúa debajo de la cabeza del cerdo. En un cerdo adulto, este corte comienza un poco más abajo de las orejas y termina en la región del cuello.

Dado que esta parte del animal tiene limitada movilidad, es una de las áreas más grasas de la anatomía del cerdo. Precisamente, esta es una de las características más destacadas de la papada, siendo una pieza con un agradable marmoleado de carne magra y grasa suave.

Las diferencias entre la papada y la panceta son sutiles y casi no se perciben a simple vista. La papada ibérica es una capa de grasa que recubre un área más pequeña que la panceta y tiene un contenido graso más elevado.

Según la curación, encontramos tres tipos de papada de cerdo: papada fresca, papada curada y papada adobada.

La papada fresca no ha sido procesada ni curada y se puede preparar rellena, asada o cocida.

La papada curada se ha curado en salazón para garantizar la mejor conservación de la pieza cárnica.

La papada adobada se cura en salazón y también se adereza con sal, pimentón, tomillo, orégano u otras especias.